…Conversaciones con el olvido…

Y jugábamos a jugar. Ella, se subía al muro y paseaba haciéndose pasar por una trapecista cualquiera; cantaba gritando histriónicamente y yo la miraba complacido. Casi enamorado, o eso le hacía creer a ella para dejarla encantada. Casi enamorada. Y jugábamos a besar. Y jugábamos a mentir. Pero ella, saltó. Dejando un claro y amplio vacío entre nosotros.

Y ahora me doy cuenta que en realidad nunca supe mentir, más allá de mi mismo, y por estúpido la perdí…

Y vendo mi corazón.
Y no es que crea que lo necesite vendado,
Pero a veces tiene la manía de anteponerse a mi razón.

[…]

- ¿Tú crees que existen personas que se den cuenta de la vida alguna vez mientras la viven?
- No (pausa)...los poetas tal vez un poco...
- Y… ¿las hadas?
- Supongo que dependen del tipo de educación recibida.
- Si alguna vez encuentro otra, pienso educarla como a ti.

[Y sus sonrisas se perdieron en la taza del café].